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Rondaba más la duda acerca de Kyle, que el miedo como tal por mi mente.
Pero su semblante serio pasó a segundo plano de inmediato, tornando en estos momentos sus mejillas rojas como tomate y dilatando sus pupilas.
Lo que hizo que dejara de pensar que podría ser el culpable de algo.
—Bueno, amm... Eso es una historia aburrida. — Resta importancia con su mano y enseguida su acompañante, quien nos observaba desde la puerta entra.
— ¿Jenna?— la morena me mira de arriba hasta abajo, empuja a Kyle y toma con ambas manos mi rostro en busca de algo.