María estaba sentada junto a la cama arreglando los suministros que necesitaba para trabajar con los niños, su teléfono celular estaba encendido y reproduciendo música.
- TOC Toc. ¿Puedo entrar, amor?
- Hola si. Todavía no estoy acostumbrado a las visitas sorpresa.
- Y ni siquiera te acostumbrarás por cierto, se moverán a fin de mes. Con lo que no estoy de acuerdo en absoluto. No podré verte cuando quiera.
- Solo llamame. Yo prefiero así.
- ¡Por supuesto que lo prefieres!
- ¿Qué estás insinuando, Bryan?
- Nada, amor, lo siento. Vine con mi padre. Va de nuevo a la comisaría con su jefe.
- Lo sé, no entiendo esta necesidad de ir un millón de veces a decir las mismas cosas. Ha pasado casi un año y todavía no han resuelto nada, no han descubierto nada y ahora som