Al ver a Vicente, todos quedaron en silencio, sin atreverse a respirar.Vicente se acercó para revisar las heridas de Andrea.
Pero antes de que pudiera hablar, Ximena lo vio y se animó nuevamente.
— Vaya, por fin aparece el amante. ¡Pensé que se escondería como un cobarde!
Vicente no respondió, pero su mirada penetrante se posó en Ximena.
Rara vez mostraba un semblante serio, pero hoy su rostro no tenía ni un atisbo de sonrisa.
Su mirada fría y amenazante parecía advertirle que si hacía un solo movimiento más, la destruiría.
Esta expresión no solo asustó a Ximena, sino que hizo que todos los presentes contuvieran la respiración.
Era la primera vez que veían a su jefe con esa expresión.
La temperatura de toda la oficina pareció descender.
Ximena perdió su ímpetu, esquivando la mirada con nerviosismo.
Andrea, notando algo diferente en Vicente, se limpió la comisura del labio.
— ¿Terminaste tu trabajo?
Vicente finalmente apartó su mirada gélida y, al dirigirse a Andrea, su expresión se sua