Callan
Ella suele apreciar esto, le gusta quedarse así en silencio solo con mi cercanía, de alguna forma aprendí a apreciar la comodidad que sentimos el uno con el otro, sin necesidad de decir nada, porque contamos con la ventaja de poder enviar nuestras emociones y el otro las capta.
— Ven, falta el postre — me imagino probando a Sylvia — me refiero a un postre real — me desinfla mi fantasía enseguida.
De regreso la veo con dos platos de lo que parece un pastel y un helado. Me lleva a mi asiento y lo separa más de la mesa, me aclara que es porque necesita espacio.
Ya sentado, ella se sienta en mis piernas — yo te lo voy a dar.
Toma una pequeña cucharada y yo listo para recibirlo, la veo comérselo, saborearlo, me guiña el ojo, me besa, un beso con sabor a chocolate amargo.
— ¿Te gusto? — yo solo asiento, ella sabe que no suelo comer cosas dulces, antes lo hacía luego fueron cambiando mis gustos.
Toma helado y lo embarra en su cuello y veo como con el contacto con su piel empiez