Con cuidado para no espantar ni molestar al pequeñito, giro mi cabeza para mirar sobre mi hombro y me encuentro con el pelinegro observándome desde la entrada del claro, observándonos con gesto neutro en su rostro... aunque noto el brillo en sus ojos ante la presencia del Silfym.
-¿No ibas a dejar el tema por ahora?
-Es verdad, pero eso no dice que no pueda sentir curiosidad.
-Cierto...
Con paso tranquilo, se acerca a nosotros, acariciando a Natura que ahora está lamiéndose como cualquier gato luego de comer, y se sienta junto a mí en cuanto nos alcanza. La diminuta criatura vuela a su alrededor, como si estuviera saludándolo, y luego regresa a mi cabello, a jugar con él como la vez anterior.
-Sin embargo, como dejé claro, no voy a presionarte, puedes estar tranquila por eso. Soy hombre de palabras.
-Lo sé...
El silencio nos rodea, solo interrumpido por el ronroneo que empieza a brotar de Natura cuando ésta se acomoda junto a mí y me permite acariciarla tanto en el lomo como