—Ah bueno, puedo entrar, quiero darle su regalo de cumpleaños —Aysel soltó una risita al ver la cara de Lyon, Feray había llegado en un pesimo momento, él quería volver a estar con su compañera, la unión que había sentido esa tarde fue única y la quería repetir —Aysel abre por favor…
—Voy Cariño —se puso de pie, se acomodo la bata antes de ir a abrir la puerta, cuando quito el seguro vio a la cama, Lyon ya se había cubierto con la sabana, por si se le escapaba a Aysel y entraba como torbellino.
Aysel abrió una rendija, por donde podía ver la cara de la hermana de su compañero.
—Puedo entrar, es que no le he dado su abrazo de hoy —preguntó Feray con una sonrisa, pero Aysel negó con la cabeza.
—Ahora no puedes cariño, estoy dándole un masaje y no esta presentable —le explico Aysel, era lo único que se le había ocurrido —pero dame su regalo y yo se lo daré con gusto…—Feray le extendió un envoltorio cuadrado en la punta tenía un moño dorado.
—Dile que muchas felicidades, ya más tarde le