Punto de vista de Blake
Un penetrante olor picoso inundó mi nariz, y me hizo abandonar poco a poco una placentera bruma negra que me invadía hasta ahora.
Me removí, a sabiendas de que estaba en mi cama y, cuando abrí los ojos, encontré mi habitación iluminada apenas por la luz que se colaba desde las ventanas cerradas. Respiré hondo y el olor siguió allí, justo para permitirme darme cuenta de que me encontraba completamente desnudo.
Y de que no me encontraba solo.
Miré a mi lado y, en tanto un ligero malestar me repasó la cabeza, descubrí el cuerpo de un varón rubio que conocía a la perfección, y que me veía con ojos suaves y adormilados.
—Mierda… —murmuré.
De repente, el corazón en mi pecho se paralizó ante la certeza que los recuerdos de lo ocurrido en la noche anterior, y