Él quiere decir la verdad

Pov Alan.

¿Algunas vez has sentido la necesidad de decir algo que sabes que puede afectar a la personas que más quieres? o simplemente has tenido el gusanito de habla por un condenado porqué de eso depende de tú integridad como persona, ¿Alguna vez has tenido un secreto que puede salvar tú vida pero no puedes decirlo por cobarde?. Y ese era los dilemas de Alan mientras miraba con atención a Leah hablar con el imbécil que tenia por novio, después de la fiesta se habia propuesto en decirle la verdad, pero cada vez que intentaba hablar con ella alguien arruinaba su momento. Si no era sus maestros con quejas por su falta de interés en las clases, era una chica que afirmba un embarazo o una paternidad que el quizás desconocía. Alan queria hablar y decirle a la persona que le gusta que tenia los cuernos más grandes que un bufalo pero al parecer el mundo ya de por si lo odiaba, pero con esto se dio cuenta que lo detestaba más de lo que imaginaba.

Dejó a un lado su sandwich de jamón y queso, que habia comprado en la cafetería de la universidad, pero al ver el pan mohoso no quiso tentar a su suerte y tener una enfermedad estomacal, saco su teléfono de su bolsillo y miró de nuevo la foto que él lerdo de su amigo habia tomado. Quiso buscar algo que lo hiciera pensar que tal vez la cerveza le habia llegado más rápido de lo que pensó, para al ver al idiota que besaba a la chica que obviamente no era la que el gustaba, con la foto se dio cuenta que si era el mismo sujeto. Alan suspiró rendido mientras buscaba la manera de hablar con Leah y decirle la verdad.

— Pensé que ya le habias dado la buenas noticas a tú "Crush". — Hizo comillas con las manos Max mientras se sentaba enfrente de él. — Dile la p**a verdad y después me ayudas a conquistar a un ángel.

— ¿Un ángel?, ¿Acaso te cansaste de la mujeres mortales y normales para buscar un ser divino?. — Preguntó Alan con ironía en la voz, su amigo olió el emperadado y hizo una arcada para luego botarlo en un cesto de basura. — Ya enserio Max, ¿De que rayos estas hablando?. No me digas que estas usando *Polvo* de nuevo.

Max negó horrorizado.

— Eso solo lo hice una vez y no lo volveré hacer, no quiero despertar en una playa nudista como la última vez. — Sé estremeció Max al recordarlo y sonrió. — Una chica o más bien mi vecina esta más buenas que las chiquillas de segundo años. — Alan se rió ante sus palabras. — Pero ya hablando enserio, es una chica muy hermosa mejor que con todas la que he estado, pero hay un maravilloso problemas y es su mamá que está loca como una cabra y se pone el tapete del baño como ropa, la suegrita ya me declaró la guerra y no va dejar que me acerque a su ángel, ¿Qué hago?.

— La verdad estas en una posición difícil, la verdad si tú llegarás a mi casa a enamorar a mi hija te aseguro que saco una escopeta o te castro. — Respondió Alan con sinceridad, Max era un desastre y un enamoradizo de primera, nunca se habia enamorado y sabia que perdería el interés en la chica una vez que se acostaran asi era el de idiota. — ¿Sabes algo que pueda agradar a la señora?.

— Ella es consejera espiritual o no se que rayos, pero puedo intentar en leer uno de sus libros y actuar como lo que no soy. — Sonrio Max. — Una persona decente, y cambiando de tema antes que terminé el receso o ya terminó pero no importa porque ya deje la clase y la maestra me odia por haberla dejado platanda en el hotel, ¿Qué piensas hacer hermano?, tienes la foto que puede hacer que seas novio o lo que seas con Leah que por cierto es muy bonita. — Alan frunció el ceño a lo que Max levantó las manos en señal de paz. — Tranquilo ella no es mi tipo, pero intenta hablar si quieres puedo hablar con ella para que se reunan.

— ¿Y eso como demonios lo harás?.

— Dejalo al gran Gatspick o como se llame el sujeto que es científico. — Respondió Max restándole importancia.

Alan quiso morirse al ver a su amigo caminar con simpatía hacia donde estaba Leah y su novio, Santiago observó a Max de pies a cabeza con desconfianza todos en la universidad sabia el historial de mujeres que tenia ese descarado. Leah sonrió por lo que sea que le dijo su amigo y sintió una punzada en el pecho, su amigo no era capaz de bajarle a su chica ¿Cierto?. Pensó Alan agobiado. Escuchó nuevamente la risa suave de Leah y luego se despidió de su novio, el infeliz de su amigo iba caminando hacia donde él estaba poniéndolo con los nervios de punta. Alan se enderezó y sonrió con nervios. 

— Tú amigo me dijo que necesitas ayuda en una clase, pero que te daba pena preguntarme la verdad no estoy interesada en ayudarte, pero tú amigo me dio treinta dólares y uno que otro chiste barato y acepte, ¿Te molesta si me siento a tú lado?. — Preguntó Leah.

En ese momento un arcoíris estaba detrás de su amigo además de unos ángeles tocaban arpas y Max hacia una pose igual a la de la estatua de venus, podia ser idiota pero tenia una labia más increible que los cobradores de impuesto y los que vendian muestra en los supermercados. Max le guiño el ojo y se fue a quien sabe donde. Alan a pesar de que era popular con las mujeres no era buen conversador, asi que un silencio incomodo se apoderó de los dos mientras que Leah le explicaba los temas que se habia perdido desde que habia inscrito la clase.

— Te voy prestar unos folletos y algunos resúmenes. — Buscó en su bolso Leah unos papeles y se lo extendió. — Eres muy listo solo que te desespera en comprender algunas cosas.

— Perdóname que hayas perdido la siguiente clase por mi culpa, la verdad necesito ponerme al día con las clases y casi no conozco a nadie del salón a excepto a ti.

— Descuida no tenia clase, de hecho iba a la biblioteca a estudiar y quizás a esperar a mi novio pero el tiene práctica con los del club de matemáticas, asi que mejor me voy a casa.

— ¿No te molesta si te invito a un helado?. — Preguntó Alan con nerviosismo. — Es que me ayudaste y nadie se ha tomado esas molestias conmigo, ¿Qué dices?.

— Si es de fresa con gusto acepto. — Sonrió Leah.

(.......)

Alan estaba viviendo las palabras que una vez habia dicho cenicientas en unas de sus peliculas. "Un sueño hecho realidad". Siempre habia soñado el momento perfecto en que comerian algo o se besaran mientras la hacia reir con sus estupideces, pero la realidad superaba nuevamente la ficción y a matrix  por lo que estaba pasando. Leah no era a como se la habia imaginado, era una persona dulce, graciosa y muy extrovertida tenia muchas cosas en común y amaba los videojuegos como él. ¡Era su pareja destinada!.

Ambos caminaron hasta un parque se subieron a un sube y baja, Leah reía como niña cada vez que bajaba ella quería llegar al cielo y el quería darselo en bandeja de plata, en eso recordó la foto y a su novio.

— Una pregunta casual. — Habló Alan sin una pizca de maldad en la voz. — ¿Cómo te sentirías si alguien sabe un secreto que te puede afectar emocionalmente?, y la persona que amas no fuera lo que tú realmente piensas.

Leah lo observó fijamente mientras bajaba, Alan sintió que el helado lo haria vomitar, tosió para aminorar las cosas y Leah respondió.

— Me sentiría mal porque si alguien que amo y confio me traiciona, me doleria por ambas partes, se que es raro pero algunas veces es bueno guardar los secretos por el bien de las personas, ¿Tú que piensas?.

Alan se quedo en blanco y levantó la vista al cielo y vio como este se oscurecía, mordió sus labios y sonrió.

— Es mejor quedarme en silencio.

Alan acompaño a Leah hasta la estación de autobuses se despidieron y prometieron nuevamente volver a estudiar juntos, caminó hasta su casa cuando vio a alguien que no queria ver. Santiago lo observó molesto y extendió su mano.

— Quiero que borres la foto o sino te mató imbécil.

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