‒ Colin ‒ lo llamó.
‒ ¿Sí? ‒ preguntó su hermano dándose la vuelta con demasiada fuerza y con una sonrisa en el rostro, en la mano sostenía un pastelillo con cobertura blanca y una cereza en el tope ‒ ¿Qué pasó, James? ¿Ya viste el alboroto que hizo Lord Weinstein? ‒ preguntó con un tono de chismorreo.
Su hermano de cabellos castaños y tono de ojos disparejo, era un joven carismático y alegre, no era muy bueno en los estudios pero su personalidad era cálida como una buena taza de té en un día lluvioso, y lo que le faltaba como estudiante lo compensaba sobremanera con su destreza innata y talento inigualable para la música.
‒ La verdad es que no, estuve bailando el vals con Lady Penélope ‒ informó y se cruzó de brazos.
‒ Pues ha sido una gran revuelo ‒ mencionó sorprendido ‒, me parece increíble que no lo hayas escuchado.
‒ Bueno…
‒ ¿Quieres un bocadillo? Te recomiendo los pastelillos blancos, están deliciosos, ya me he comido alrededor de cinco de estas sabrosuras ‒ sugirió y le dio