—¿Dónde? —Janeth observó cómo Ray se movía por su dormitorio, metiendo ropa en una maleta.
—Sólo hasta Kingman —respondió—. Son cuatro horas de viaje, pero voy a tomar el helicóptero, así que será más rápido.
Sentada en el borde de la cama, Janeth suspiró.
—¿Estarás en casa mañana?
Cerró la maleta.
—Sí. Al menos lo voy a intentar. Sólo me llevo la maleta por si tengo que quedarme más tiempo.
—¿De dónde ha salido esta maleta? —preguntó Janeth—. Creí que le dabas la mayoría de tus maletas a Keith.
—Lisa me recomendó —respondió.
—Oh —Janeth desvió la mirada.
Ray dejó caer su maleta sobre la cama y la tomó de las manos para ponerla de pie.
—Nena —le rozó un mechón de pelo detrás de la oreja—, no es así entre Lisa y yo. No lo ha sido desde que conoció a Bodie, y nunca lo será.
La besó lentamente, haciéndole quemar por dentro. Le gustaban sus besos.
—Sobre todo cuando te tengo a ti.
El timbre de la puerta sonó.
—Brian debe estar aquí —Janeth se dirigió a la puerta de su habi