Rosa…
Ashton me subió a la silla de ruedas, me dio un beso y agarró mi bolso. Por fin me habían dado el alta en el hospital.
Cuando llegamos a casa, la puerta se abrió de golpe y mamá corrió directo a mis brazos. Me plantó besos en la cara, murmurando lo mucho que me quiere. Ashton salió y trajo la silla de ruedas a mi lado. Cuando mamá terminó de colmarme de besos, se hizo a un lado y dejó que Ashton me cargara en brazos para sentarme en la silla.
Ashton empujó la silla hacia la puerta principal donde estaba Adrian. “¡Rosa!”, dijo con una sonrisa y se inclinó para abrazarme. “Me alegro de que estés de vuelta en casa”.
“Tu madre nos preparó una tormenta”, sonrió Adrian. Sí, a mamá le encanta cocinar y estoy deseando probar su comida después de comer la del hospital.
Adrian miró a Ashton y le dijo: “Te preparé la habitación de abajo como me habías pedido”.
“Gracias, papá”, sonrió Ashton.
Ashton me llevó dentro, donde me esperaba nuestra familia. Todos me saludaron y me dijeron qu