Willow…
Una hora más tarde, estábamos de camino a la oficina de Adrian. Quería decirle que prefería quedarme en casa, pero sabía que no lo permitiría, así que al final me tragué mi orgullo y fui con él. Sabía que sólo lo hacía para ver si mentía al decir que no me dolía nada.
Cuando llegamos a su bufete, me llevó dentro y, por primera vez desde que empezamos a salir, me puse nerviosa. Todos los empleados nos miraban y yo sabía que iban a hablar. Odiaba ser el centro de atención.
“Buenos días, Sr. Black. ¿Puedo hablar con usted un momento?”. Una mujer con un vestido azul y unas gafas se le acercó cuando nos detuvimos frente al ascensor.
“Señorita Kendall. Claro, ¿qué ocurre?”, preguntó, sonando profesional, mientras miraba a su empleada.
“Señor, tengo el informe financiero del período si quiere echarle un vistazo”.
“Estupendo. Póngalo en mi mesa después de mi reunión. Le echaré un vistazo y luego me pondré en contacto”, le dijo Adrian. “Ah, y como se morían de ganas de conocer a m