Capítulo 79: Un sello para mi mate.
Connie avanzó con determinación, deteniéndose justo frente a su marido. Agarró el cuello de su camisa blanca, acercándolo a ella.
—Sé que esto es difícil. Yo pasé por lo mismo en tu clan, y adivina qué: ¡lo soporté! Tuve que enfrentar todo eso, ser tu esposa y quedarme embarazada —dijo con frialdad—. ¿Y ahora no quieres ayudarme? ¿Te vas porque tu orgullo no permite que te desafíen?
Gael frunció el ceño, pero guardó silencio, mirando fijamente a su esposa.
—¿No es que quieres dejarme? —preguntó ella, con la voz temblorosa—. ¿No anhelas ver a tu amor del pasado y tenerla de nuevo entre tus brazos? —El dolor la atravesó en ese instante—. Eso solo sucederá si me ayudas, y solo te ayudaré si me cumples, como acordamos…
Connie lo soltó y se alejó.
«¿Qué estás haciendo, Connie? Se supone que debemos conquistarlo, no animarlo a volver con la dragona», le habló Sary, su loba, en su mente.
Connie comenzó a caminar de regreso, sintiendo un dolor agudo por lo que había dicho.
Gae