Capítulo 3

Romma trabajó todo el día intentando concentrarse en la colección, y le dolía la espalda por haber estado inclinada sobre su mesa haciendo correcciones y buscando la perfección en cada detalle. Justo cuando se estiraba para volver a sentir sus extremidades, sonó su teléfono móvil y se sobresaltó, al mirarlo de reojo vió que quien la llamaba era Malik, pero ella no se sentía de ganas para verlo, de forma que lo dejó sonar hasta que cortó la llamada. Mientras pensaba qué haría esa noche, porque lo único que se le antojaba era tirarse en su cómodo sofá, a mirar una película, volvió a sonar el aparato y esta vez era su amigo Nicolás, “su Nicky” como lo llamaba. Una sonrisa asomó a sus labios y atendió la llamada.

— ¿Quién incendió el bosque que las serpientes están saliendo? — dijo como saludo.

“¡Acabo de llegar, tridente del diablo!” — respondió su amigo al otro de la línea— y necesito ver a mi amiga para contarle todas mis aventuras y desventuras”

— No se diga más, ¿dónde y cuándo? — aceptó Romma divertida con las exageraciones de Nicky.

“Ya mismo, en nuestra mesa en Donna`s. Ya voy en camino, porque no soporto un día más sin una deliciosa lasagna con mares de vino, así que no tardes, porque vengo navegando en chismes nuevos”

— Voy saliendo. Nos vemos. No empieces sin mí.

“Primero muerta, tridente del diablo, te espero” — soltó con una carcajada y cortó la llamada.

Romma se puso de pie y se estiró completamente, se sentía entumecida y eso le ocurría demasiado a menudo, porque se enfrascaba de tal manera en el trabajo que las horas pasaban casi sin que se diera cuenta, y cuando Nicky estaba de viaje, no había nadie que la extrajera de su mundo mágico.

Pensó en su adorado y bello Nicky y no pudo evitar que una sonrisa de afecto se formara en su boca. Nicky era su otro yo, su confidente absoluto, la única persona en el mundo con quien Romma se sentía libre y feliz. Su Nicky era perfecto, divertido, sagaz, inteligente, deslenguado, leal, confiable a rabiar. Se contaban todo, absolutamente todo. Romma no recordaba haberle guardado algún secreto a Nicky en los casi diez años que tenían de amistad. Eran tan absolutamente sinceros uno con el otro, que prácticamente podían responder a cualquier pregunta que les hicieran sobre ellos sin temor a equivocarse.

Se conocieron en la universidad, cuando ambos estudiaban Diseño de Moda y Desarrollo Textil, y desde el primer momento supieron que eran almas gemelas, y se decidieron a estudiar juntos todos los cursos necesarios, pero Nicky, aunque amaba el diseño, un día fue descubierto por un agente que lo consideró perfecto para su desfile y desde ese momento decantó por el modelaje. Tenía una presencia increíble, con su alta estatura, su cuerpo increíble modelado en el gimnasio, su cabello negro rebelde que le daba ese aire de chico malo que las cámaras adoraban y esa mirada de ángel que enamoraba a todos.

Aunque tomaron diferentes rumbos en sus carreras, jamás se separaron, excepto cuando alguno tenía que viajar por cuestiones de trabajo. Por algún tiempo Nicky trabajó para la Casa Monterrey, pero luego fue reclutado por otra empresa de grado internacional, y no lo pensó ni un segundo, apoyado por Romma.

A la chica le alegró infinitamente que Nicky hubiera llegado de su viaje, lo extrañaba demasiado y se apresuró a arreglarse para salir.

Luego de una rápida revisión de su maquillaje, tomó su bolso y salió de su oficina, y se fue luego de cerrar la puerta con llave. Romma era sumamente cuidadosa de mantener sus diseños a resguardo de miradas peligrosas, como la competencia.

Salió a la calle y detuvo un taxi, le dio la dirección y en pocos minutos estaba frente a Donna`s.

Entró al lugar tan familiar para ella, porque era el restaurante favorito de Nicky y de ella. Amaban ir a ese lugar y comer como locos cada tanto, sobre todo cuando Nicky se encontraba en medio de algún mal de amores. Iban a Donna`s a hacerse un exorcismo con lasagna y coronaban la comilona con el más increíble tiramisú del planeta.

Generalmente, luego de eso, iban al apartamento de Romma y metidos en pijamas, atacaban el vino o la cerveza, según estuviera su ánimo, y hablaban por horas hasta quedarse dormidos en la enorme cama de la chica.

Tan pronto la vio el maître, la saludó cordialmente y la acompañó a la mesa que solían ocupar. Nicky se puso de pie al verla acercarse y se abrazaron como si no se hubieran visto en años y no solo en un par de semanas. Romma se sentó frente a Nicky y vio que ya tenía un cocktail frente a ella.

— Te pedí un Mimosa de frutos rojos, porque si vuelves a pedir esos cocteles de champagne de prostituta cara, voy a asesinarte.

— Eres horrible, me gusta el champagne.

— Pero hoy no, lindísima, no hay nada que celebrar— expresó dramáticamente Nicky.

— ¡Oh, Dios, ha llegado Drama Queen! — Romma se rió en su cara, como siempre lo hacía cuando Nicky salía con una de las suyas. — Cuéntame, ¿qué pasó en Londres?

— Conocí a la persona perfecta, al ser que necesito en mi vida para siempre.

— ¿Igual al que conociste en Milán? Porque que yo sepa, era la mezcla perfecta entre Thor y el Capitán América.

— Bitch, sabes que lo de Gianni no podía durar, es un alma libre y yo necesito alguien que viva y muera por mí, alguien que no tenga más mundo, deseo y pensar que yo.

— ¿Otro tóxico? Ya de esos has tenido, y sabes que la experiencia no fue agradable.

— No puedes imaginar siquiera la perfección de Oliver.

— ¿En serio? ¿Oliver? ¡Con ese nombre de huérfano suplicando atención!

— Pues yo lo adoptaría sin pensarlo dos veces, es simplemente delicioso.

— Ay, Nicky, ¿qué voy a hacer contigo? ¿Cómo puedes enamorarte y desenamorarte a esa velocidad? ¿Por qué no simplemente te dedicas a ser la cosita perfecta que eres y disfrutas de esos dechados de belleza de los que hablas, y ya?

— Que tú no quieras en tu vida a alguien que te dé lo que mereces y como lo mereces, no significa que los demás deseemos vivir de esa forma, yo sí quiero un ángel de esos alegrando mis noches y animando mis mañanas, quiero mis besos de buenos días y mi sexo mañanero.

— Cualquiera puede ofrecerte eso, pero no tienes que enamorarte para tenerlo. Vive al día, mi Nicky.

— Eres una mala influencia, tridente del diablo. ¿Qué diría mi madre si te escuchara darme esos consejos?

— Nada, tu madre no te habla… ¿desde hace cuánto?

— Sin golpes bajos, Bitch. — reclamó fingiendo sentirse ofendido.

— Pues, no te los busques, Drama Queen.

Continuaron conversando y cuando llegó el postre, Romma se relamió.

— Esto era lo que necesitaba desde esta mañana, necesito gratificarme por no haber cometido un asesinato hoy. Me merezco este tiramisú.

— ¿Leo de nuevo?

— Siempre Leo. En serio, hay momentos en que deseo retorcerle el pescuezo a ese…

— Cuida esa lengua, niña, estás en público y todos pueden ser testigos de cargo cuando esa basura aparezca muerto en algún callejón.

— Tienes razón, pero de verdad, quiero que desaparezca de mi vida para siempre. ¿Puedes creer que nuevamente envió la información para el desfile sin mencionar mi nombre en ninguna parte? En esa pasarela van a estar todas mis creaciones ¡y yo no existo para nadie!

— Mi bellísimo tridente, tienes que buscar la forma de irte a otra empresa, buscar con otro diseñador, eres excelente y aunque tu nombre no aparezca, mucha gente sabe que eres quien está detrás de toda la genialidad de Monterrey, y sé que habrá otras Casas te querrán.

— No quiero irme a otra empresa, Nicky, quiero mi propia Casa de Modas, quiero crear para mí, sin que otros puedan decidir sobre mis conceptos o cambiar cosas sólo para complacer el mal gusto de algunos clientes famosos. Necesito devolverle el glamour a las pasarelas, impactar con belleza, buen gusto, estilo exquisito y enamorar a mis clientes de la moda hermosa, de lo divino, de esos trajes que los harán sentirse únicos, especiales y perfectos. Ya hay demasiado negocio y mal gusto en este mundo, quiero que cuando alguien vista una de mis creaciones sienta que está flotando sobre las cosas obscenamente feas que se han empeñado en explotar y poner de moda.

— Es un sueño muy hermoso, pero sueño al fin y al cabo, porque necesitas mucho más que talento para eso. Estás hablando de tratar de meterte al corral a esos desbocados que andan sueltos. Eso es dinero del grande, mi amor, y mucha, mucha, mucha influencia. Y no tienes ninguno de los dos.

— Es cierto, tengo un sueldo muy bueno con Leo, pero para algo como lo que quiero, se requiere más que los ahorros de una empleada, por muy buen sueldo que tenga. Pero “necesito” bajar de su nube a Leo. Quiero demostrarle que él no me resulta necesario para hacerme de un nombre en esta industria.

— Eso no va a ser fácil, Rommy, vas a enfrentar a una jauría brutal, ya sabes que la industria de la moda es brutal y no les gusta que nadie les cambie sus jugadas. Ellos “son los que son” y piensan que los reyes y reinas están completos y meter otro nombre en esa lista no es cualquier jueguito.

— Hay muchos ejemplos de diseñadores a quienes nadie les habría apostado un centavo, y hoy día son íconos de la moda, son nombres imborrables en la industria.

— Sí, es así pero muchos han tenido que hacer cosas que no sé si tú estarías dispuesta a hacer, mi Rommy, estamos hablando de las Ligas Mayores, y podrían rodar cabezas, la tuya, por ejemplo.

— Nicky, voy a conseguirlo. No sé cómo, no sé cuándo, pero un día voy a tener la oportunidad de poner a Leo a rogar para que le permita aparecer en una fotografía conmigo. Voy a conseguir el dinero, créelo, y sabes que no me voy a detener ante nada cuando eso ocurra. Mi nombre va a aparecer en esa lista exclusiva de la que tú y yo sabemos. Eso lo puedes jurar, mi Nicky adorado. El dinero va a llegar y Romma Estévez tendrá su momento.

Mientras devoraba su tiramisú, y escuchaba las historias de Nicky en Londres, nunca se percató que en la mesa contigua, alguien había escuchado sus palabras y le parecieron la respuesta de los dioses a su propia necesidad.

Sandro y Marcos tomaban un trago luego de haber cenado en Donna`s conversando sobre los planes del primero en cuanto a la fortuna de Lorenzo.

Ambos vieron entrar a esa hermosa mujer de piel morena clara y cabello oscuro muy corto, dueña de unos ojos almendrados y mirada intensa. Observaron su cuerpo enfundado en una falda estrecha sobre la rodilla y blusa de seda abotonada justo hasta el comienzo de sus pechos, sin dejar nada a la vista y mucho a la imaginación. Caminaba con paso firme y la vieron sonreír feliz al abrazar a su amigo.

Los hombres cruzaron una mirada significativa al mirar su trasero espectacular y su figura esbelta. Sin duda aquella era una mujer muy hermosa y lo sabía. Y aunque no lo hicieron a propósito, tampoco se sintieron culpables por escuchar la conversación de la chica y su amigo.

Esa última parte resultó muy interesante para Alessandro. Si movía sus fichas con cuidado, aquella chica podría ser lo que estaba buscando. Alguien con la suficiente ambición y desapego por las relaciones como para proponerle un buen negocio.

Alessandro miró fijamente a Marcos y aquel entendió lo que su amigo mostraba en sus ojos. No sólo se trataba de mirar un poco a una chica bella, sino que Sandro se iba a lanzar a su plan.

— Sandro, no creo que te vayas a atrever…—le dijo Marcos con voz baja y apremiante.

— ¡Como si no me conocieras! — sonrió de esa forma encantadora que derretía a las chicas y se puso de pie, un par de pasos a su lado, estaba Romma y él no dudó ni un instante en acercarse a ella.

— Si me perdonan la interrupción, permítanme presentarme. Soy Alessandro Dolciani, y sin desearlo, escuché parte de su conversación. Y creo que podría tener una proposición interesante para usted, señorita Estévez.

Sacó una tarjeta de presentación de su bolsillo y se la entregó a Romma.

La mujer miró la tarjeta y luego a Alessandro, y sin detenerse a pensarlo, le dijo:

— ¿Nadie le ha dicho que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas?

— Tampoco es que ustedes estuvieran hablando en secreto— mostró sus dientes en una sonrisa pícara— y me alegra, porque pienso que usted es la persona indicada para lo que quiero proponerle.

— Sí, supongo que usted es un productor de cine muy famoso y me va a convertir en una estrella, o me va a ofrecer un trabajo como modelo “porque tengo el rostro que ha buscado toda su vida”. Escuche, no soy una jovencita que pueda caer en esos trucos. No estoy interesada.

— Me temo que usted no se perdonaría no escuchar mi oferta. Creo que yo soy lo que usted ha buscado toda su vida.

— Que buen vendedor para su producto, amigo— se rió Romma y quiso devolverle la tarjeta.

— Consérvela, si realmente está dispuesta a llevarse el mundo por delante para lograr su sueño, yo soy su respuesta. Llámeme cuando lo haya pensado.

Tan repentinamente como se apareció frente a ellos, Alessandro se dio la vuelta y junto a su amigo, abandonó el lugar.

Romma se quedó pasmada con lo que había ocurrido y Nicky estaba tratando de entender lo que acababa de pasar.

— ¿Qué fue todo eso, Rommy?

— ¿Y cómo crees que podría saberlo? Ese tipo está desquiciado.

— ¿Qué crees que será lo que quiere proponerte?

— Alguna bajeza a las que estará acostumbrado.

— Pues a mí que me invite a cualquier bajeza que se le pase por la cabeza, porque está de un “speciality” ¡que no se cree! ¿Viste ese porte? Casi me da un infarto cuando lo vi parado ahí, en toda su deliciosura. — Nicky con sus típicas palabras inventadas, hablaba mientras se mordisqueaba un labio con lujuria.

— No seas pervertido, Nicky, ¡quizás qué loco sea!

— Pues no tiene la pinta, ese tipazo es un paquete completo, se le nota por encimita. Lástima que la propuesta te la hizo a ti porque yo, ya iría en el auto con él.

— Deja de babearte como un perro San Bernardo. Supongo que no te duró mucho el drama del inglesito.

— Eso es otra cosa, mi amor. Vas a llamarlo, ¿verdad?

— Por supuesto que no, estás tan loco como él.

— No puedo creer que mi Rommy no sienta ni un poquito de curiosidad. Tienes que hablarle, y averiguar de qué se trata, porque si no yo estaré penando en la duda por toda la eternidad.

— No es tan difícil saber lo que puede querer.

— Escúchame bien. Piensa esto por un momento: ese tipo no necesita levantarse desconocidas en un restaurante, porque debe tener miles de mujeres, y algunos hombres, arrastrándose a sus pies y suplicando por una noche de pasión descontrolada. Y tú, aunque eres muy bella y todo lo demás, tampoco es que vas a detener el tránsito, así como para que, así, con esa pinta de CEO de envergadura, venga a nosotros a dejar su tarjeta. Así que lo llamas tú o lo hago yo — Nicky intentó tomar la tarjeta que Romma había dejado sobre la mesa y la chica fue más rápida y la agarró de un manotón.

— ¿Enloqueciste o te cayó mal esa mimosa? Deja de pensar con la bragueta, no lo voy a llamar.

Ante el intento de su amigo de arrebatarle la tarjeta, Romma rápidamente la metió en el escote de su blusa.

— ¿Se supone que eso me va a detener para obtener esa tarjeta? Sabes que conozco tus pechos al derecho y al revés, Bitch.

— ¡No te atrevas, Nicky!

— Vas a prometerme que lo llamarás o te voy a desnudar aquí mismo.

— No lo voy a hacer, y tú tampoco. Sacó la tarjeta y la hizo pedacitos que luego lanzó en el candelabro de bola donde ardía una pequeña vela, ante la mirada atónita del modelo.

— ¿Qué has hecho, loca?

— La loca eres tú, Nicky, que no puedes mantener la cordura ante un tipo guapo.

— Ese es más que guapo, mi Rommy, y creo que has perdido una oportunidad única de vivir una noche de pasión desbordada.

— O quizás me salvé de que un pervertido me viole y me asesine y desaparezca mi cuerpo en algún lugar.

— ¡Ja! Y según tú la Drama Queen soy yo. ¡Estás viendo muchas películas, niña! No te lo voy a perdonar, Rommy. — volteó el rostro mostrándose ofendido.

— Claro que sí, porque me amas con locura y desesperación y no le puedes contar a nadie más sobre tus dos semanas con Oliver y yo quiero saber todos los detalles escabrosos. Así que vamos a casa, para que me lo digas todo.

— Me tienes en tus manos, Bitch. Sabes que no puedo vivir sin ti. Si me gustaran las mujeres, no lo pensaría para casarme contigo.

— Y si yo quisiera cometer el error de casarme, tú serías mi elección. Vámonos, preciosa.

Rato después ambos iban en el automóvil de Nicky a casa de Romma y tendrían una “noche de chicas” de esas que ambos amaban tener.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo