Theo se encontraba en el asiento del auto. Tomó su placa policial y la dejó sobre el asiento. Abrió la puerta del auto y bajó de este.
— ¿Estás listo?— preguntó Adam. Theo sintió el aire fresco golpear su rostro y suspiró. Miró a su compañero y se mordió el labio mientras veía la oscuridad de la carretera que daba hacia la casa donde se encontraban los rehenes. —No podemos morir, ¿Entiendes?— preguntó Theo, respiró con fuerza y estiró los brazos. —tengo a una mujer jodidamente hermosa esperando por mí en casa. —Salvaremos a los rehenes y saldremos de ese lugar. Theo observó la gran luna llena sobre ellos y recordó la sensación de tener a Aurora entre sus brazos, había dormido perfectamente a su lado y lo único que podía hacer a