«Laila»
Escuchaba muy a lo lejos voces que eran un tanto extrañas y una en particular que me era conocida, sentía que mi cabeza explotaría y se me estaba haciendo imposible abrir los ojos. Unos vagos pensamientos de lo ocurrido regresaron a mi mente y sentí mis pulsaciones acelerarse, abrí los ojos repentinamente para encontrarme en un lugar enteramente ajeno para mí, mire detenidamente a mi alrededor y me percate que me encontraba en una especie de sótano, todo mugriento y abarrotado de estantes los cuales se encontraban adornados por recipientes todos llenos de un líquido en color escarlata.
—Despertó la bella durmiente. —escuche decir a aquella voz que aborrezco.
— ¿Dónde estoy? —dije haciendo una mueca, pues el dolor en la parte trasera de mi cabeza era poco soportable.
—Eso es lo de menos, mi pequeña