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Punto de vista de Ian

Caminé por la habitación, mi corazón latía fuerte y rápido y mi mente pasaba por diferentes pensamientos. Cada momento se sentía como un cable tenso, tenso entre la seguridad que quería para Sophia y las amenazas de las que no podía protegerla por completo. Los ataques habían disminuido, pero eso sólo me puso más nervioso. Era como la calma antes de una tormenta y podía sentir cómo se avecinaba la tormenta.

Sophia estaba sentada en el sofá, con las manos apoyadas en la suave hinchazón de su estómago. Nuestro hijo. Sólo me hizo pensar más en las diferentes cosas que podía hacer para mantener a Sophia fuera de peligro.

“Necesitamos hablar”, dije, rompiendo el silencio.

Su mirada se encontró con la mía, firme pero expectante. “Sé lo que vas a decir”.

“No creo que lo hagas”, respondí, pasando una mano por mi cabello, la frustración filtrándose en mi voz. “Sophia, necesito que te quedes en el reino humano. Tú y el bebé...

“No”, me interrumpió con voz firme. “Ya he