Lecciones para ser una amante
Lecciones para ser una amante
Por: Karina Peña De Goncalves
Prólogo

UN AÑO ANTES

—¡Anabella!, ¿qué haces aquí? —exclamó indignado el infiel como si quién hubiera pecado fuera ella.

Anabella regresó tres días antes de lo esperado a la ciudad, estudiaba medicina legal y forense y regularmente tenía que viajar, esta vez quería dar una sorpresa romántica a su esposo y que pasarán un día solos antes de buscar a su hija en casa de su madre, así que no le dijo a nadie de su regreso. La traidora emitió un grito al verse en evidencia, el infiel se levantó del sofá como impulsado con un resorte.

—Ustedes son unos desgraciados —exclamó Anabella con voz entrecortada por las emociones de rabia y dolor que oprime su pecho en este momento, vio a quién creía su amiga y la señaló llena de indignación—. Yo confié en ti, eras mi amiga, eras mi hermana.

Laila recogió del suelo la manta que era decoración en el sofá tratando de tapar su desnudez, se veía azorada y Anabella tenía más rabia con ella que con su esposo.

Anabella se fue encima de ambos, su esposo Mark se atravesó en el camino, bloqueando a Laila completamente desnudo.

—Es suficiente Anabella, deja en paz a Laila.

El ver como él la defendió, hizo que su rabia burbujeara como lava ardiente, ella lo observó y él a ella con cara de indignación y desprecio.

—¿Que yo la deje en paz? —espetó Anabella indignada y deseaba que esto fuera una pesadilla. Mark era su príncipe, su marido y el hombre por quién sacrificó tanto, pero en ese momento era un frío extraño.

—No debías regresar hasta el domingo —se excusó Mark—, ni Laila ni yo planeamos que nos encontraras…

—¡Eres un desvergonzado! —gritó Anabella, pero entonces fue Mark quien perdió los estribos.

—¿Por qué soy desvergonzado? Porque soy un hombre con necesidades de una amante y no de una madre, ¿qué piensas Anabella?, tú eres un robot, un témpano de hielo, un bonito cascarón sin sustancia ni sangre caliente en las venas, te queda magnifico tu nuevo trabajo diseccionando cadáveres, pues ellos tienen más voluntad de follar que tú.

—Yo te daba toda la atención que podía —expresó Anabella llorando de pena y sin poder creer como la traiciona con duras palabras el hombre de sus sueños y compañero de vida, Laila en silencio se había amarrado alrededor del cuerpo la manta del sofá, Anabella la vio como un toro a una capa roja —. Tú perra del infierno, te aprovechaste de mi confianza para meterte por los ojos a mi esposo.

—Anabella, me enamoré de Mark sin querer, solo nos pasó —se excusó Laila con lágrimas en los ojos.

—Tú eres la culpable Anabella, me sentí solo y desatendido, eres una mujer frigida, desapasionada, te centraste en tu labor de madre y olvidaste que yo tengo necesidades y Laila estuvo allí para mí, con su amor, su pasión y entrega.

—Mark, tú y yo podríamos superar nuestros problemas, somos una familia y esta mujer se ha metido en medio y nos ha envenenado…

—Yo la amo, ella me comprende y me pone en primer lugar, tengo derecho a estar con una mujer que me llene. Y lamento esto —dijo al final en voz baja.

Anabella se rompió en mil pedazos, se sintió poca cosa y sobretodo quebrada en su dignidad de mujer, sin embargo, ella no era de las que se quebraba delante del enemigo y apenas Mark le dio la espalda para ponerse los calzoncillos, ella agarró a la traidora y la sacó a empujones del departamento y le arrancó la manta, Laila quedó completamente desnuda en el pasillo, Anabella tuvo un fresquito con la pequeña victoria.

—Mark, necesitamos hablar…

De nada le sirvió, pues la puñalada fue aún más profunda cuando su adorado esposo abrió la puerta apenas descalzo y en ropa interior para buscar a Laila.

—¡Eres una loca! —dijo lleno de desprecio hacia Anabella, Laila lloraba en el pasillo y los vecinos con las puertas abiertas se habían deleitado con las curvas de la joven bien formada.

—Te largas con ella entonces —gritó Anabella sufriendo y ahora no le importó demostrar su profunda herida.

—¿Acaso crees que me quedaré contigo?, Laila me hace feliz como tú no sabes hacerlo.

ACTUALIDAD

—Viviana esto es una locura —dijo Anabella por enésima vez, Viviana era su mejor amiga, desde que Laila la había traicionado las tres mosqueteras se acabaron, pero Viviana tenía la energía de dos mujeres o más.

—Pues no es una locura, es la mejor idea que se me pudo ocurrir para celebrar el primer aniversario de tu sentencia de divorcio, necesitas arrancar la bandita.

Anabella estaba legalmente divorciada y después de quedar de acuerdo delante de un juez con orden de visitas y pensión alimenticia para su hija, Mark y Laila se habían ido del país desentendiendose de toda responsabilidad, cosa que había obligado a Anabella a pausar sus estudios y trabajar.

Anabella bajó la mirada al sentir como duele de nuevo su corazón, toda una vida planeada y destruida por una víbora ponzoñosa que se aprovechó de lo que ella le había contado en confidencia, alzó la mirada y observó en el espejo su insólito atuendo. Baby doll de encaje negro, apretado corset que levantaba sus pechos y una bata de seda roja que llegaba al piso, era elegante y sobre todo costosa y sensual.

—Viviana, quería emborracharme, escuchar rancheras, llorar y dormir, mi nueva vida comienza el lunes en mi nuevo trabajo.

—Ya lloraste suficiente y te convertiste en una desahuciada y no lo permitiré más, no quisiste ligar con nadie en bares y ahora con la excusa del trabajo te pudrirás sola, pues sobre mi cadáver, tú lo que necesitas es que un macho te revuelque y te arranque la depresión.

Anabella puso la mano en su frente y negó escuchando las locuras de Viviana.

—Cancela esta absurda cita, yo no puedo hacer esto.

—No —se negó Viviana zapateando como una niña—, tú perdiste la apuesta, tú debes pagar —le insistió Viviana señalando con el dedo índice.

—Yo perdí la apuesta, pero tú eres la que pagas una alta suma en lencería francesa y una cita…

Anabella estaba convencida que Viviana había hecho trampa el viernes pasado en su casa cuando jugaron a las cartas y se las había arreglado para perder dinero con ella y ganar el peculiar reto que ahora obligaba cumplir a Anabella.

—Amiga eres joven, hermosa y ve esto como una lección que necesitas para enfrentar el mundo como madre soltera y empoderada mujer dueña de su vida.

Viviana era vendedora, obviamente era muy persuasiva.

—Dije que sería capaz en un arrebato de rabia por mi divorcio, por despecho, pero no en serio, la niña me puede necesitar.

—La enana está perfectamente con tu mamá, nos vemos luego, ya casi es hora.

Anabella con el corazón a millón observó a su amiga desaparecer de su departamento, miró a su alrededor, ahora ella era quien esperaba un amante en el sofá donde sus sueños quedaron rotos, sabía que era una locura, le dolía el corazón, pero una parte de ella, esa que llaman orgullo quería encontrar digno su arrebato de venganza.

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