Salimos de la oficina, la tarde se tornaba de color naranja, era muy bella y por un momento me olvide de todo lo que pasaba, solo mire el cielo y admire por un rato ese bello momento hasta que un golpe de realidad me hizo volver, la voz de Emiliano me trajo de vuelta a la realidad.Llegamos a un parque que se encontraba a un costado del edificio en el que nos encontrábamos, ya me estaba un poco más tranquila, mi mente se encontraba despejada, lo que en este momento me dijera no me afectará, trataría que no me afectara.—Emiliano, no creo poder soportar más, este tipo de situaciones en las que a pesar de que no me quiera involucrar siempre, siempre termino perjudicada, creo que el hecho de que todo esto se haya vuelto un circo por parte de nuestras relaciones amorosas nos lleva a un pozo sin fondo, yo no podré comprobar que entre Gabriel y yo no hay nada y tu no me dejaras en paz si acaso yo cometo algún error en el que tu creas que yo hice algo indebido con Gabriel, así que he tomado
Llegué al departamento con un poco menos de energía, creo que la adrenalina del momento había pasado y ahora tenía muchas dudas en la cabeza, ¿Acaso había tomado la decisión correcta? ¿Era real la actitud de Emiliano? ¿Cómo era posible que actuara indiferente?. Todos esos pensamientos pasaron de largo cuando un golpeteo en la puerta de mi apartamento me sacó de mi momento de reflexión, me acerque a la puerta y pregunté con voz baja —¿quién es? — pero nadie contestó.Al abrir la puerta con un poco de miedo, Gabriel se encontraba ahí, su pelo algo despeinado y su rostro con algunos rastros de sudor, era como si hubiera corrido todo este camino.—Hola Gabriel ¿te encuentras bien? — Dije de manera sorpresiva pues su simple presencia en este momento me causaría muchos problemas si es que Emiliano se enteraba que él estaba aquí. —Aurora, podemos hablar, no terminamos de platicar y ahora que sorpresivamente tomaste la decisión de irte, me aleja mas de lo que tenía pensado para nosotros— Su
Emiliano, pasó una hora conmigo, tratando de explicar lo que su hermana le había platicado que quería hacer conmigo, tenía un plan muy bien elaborado, al volver a españa todo el equipo, ella se iba a transferir a donde me encontraba trabajando, su deseo de que yo me fuera de ahí la mantenía entretenida era como un juego para ella simple diversión, porque por mucho que le costará admitir su esposo no me había olvidado.Después de contarme el plan que Rebeca tenía también me contó que él no podía hacer nada para cuidarme dentro de la empresa, ella es su todo, ella es su hermana y no podía negarse a lo que ella quería. Aunque sabía que estaba siendo irreverente con lo que quería hacer, él tenía las manos atadas. Porque al final de cuentas ellos eran familia y yo bueno solo una conocida más. —No quiero que entiendas mi manera de hacer las cosas solo quiero que entiendas que lo que intentaba era protegerte y creo que lo hice muy mal al no contar las cosas desde un principio. Las palabras
Volvi dentro del departamento con un mundo de sensaciones en mi estómago, muchos pensamientos invadieron mi mente, puso el pasador a la puerta y me recargue un momento sobre de ella mientras asimilaba lo que había pasado, camine hacia el sillón me senté nuevamente, tomé mi copa de vino, estuve meditando lo que había pasado en este corto momento, no habíamos tenido más que un beso, pero no un beso cualquiera, había sido un beso completamente apasionado y lleno de fuego, será posible que si tenga algún sentimiento de amor por Emiliano.Pero un ruido dentro de la alcoba me hizo regresar, alguien estaba en la habitación, por dios era Gabriel, había olvidado que él estaba aquí y lo había dejado por más de una hora encerrado sin siquiera poder moverse ya que cualquier ruido podría hacer sospechar a Emiliano, me levante rápidamente a abrir la puerta y me encontré con un hombre un poco cansado y lleno de desesperación. —Aurora, fue una tarea difícil mantenerme encerrado aquí, no sabía si pod
El me poso sobre la cama con dulzura, yo estaba completamente desnuda, él comenzó a quitarse la camisa, boton por boton fue desabrochando, me quede inmovil, viendo a detalle cada uno de sus movimientos, era como si estuviera ofreciendo ese placer tan diminuto y sencillo pero muy erotico para mi.Lo que venía después de eso era completamente excitante. Mostró poco su pecho, su cuerpo marcado por el ejercicio.Cuando se encontraba sin la camisa, me senté en la orilla de la cama, justo frente a el, tome de él y viéndole a los ojos comencé a desabotonar su pantalón y poco a poco baje la cremallera, su mirada reflejaba el placer de estar viviendo el momento. Baje sus pantalones a la rodilla y posteriormente con suavidad y cautela baje sus boxer dejando al descubierto su sexo, se notaba completamente exitado, estaba en un punto de placer que me hacia palpitar por mis adentros, comence a tomarlo entre mis manos y poco a poco lo llegue a exitar aun más, veia en su cara, en sus gesto como lo d
El encuentro que habíamos tenido en mi habitación, ese encuentro casual se había convertido en un impulso carnal que no debía repetirse por supuesto que no pasaría nuevamente, me gustaba mucho tener sexo con el, puesto que siempre habia sido muy exitante, su sola presencia me dejaba sin aliento pero no me dejaria engañar nuevamente, su locura y sus ganas de estar conmigo las tendria que dejar un lado, el era un hombre malo que no media las consecuencias de nuestros actos, ademas de todo el ya se habia casado. —Gabriel por favor te pido de la manera más amable que te vayas, fue un momento bastante bueno, muy rico y sexy, pero no se repetira jamas, yo me tengo que preparar para mi vuelo a México y tu tienes que regresar a tu casa en España en compañía de tu pareja, tienes que regresar a españa con tu esposa la que probablemente sea la madre de tus hijos— comencé a tomar mis prendas y vestirme, mientras el solo me observaba. —Aurora, se que esto no fue un error y se perfectamente que a
El avión tocó tierra con suavidad y sin contratiempos, como si la ciudad de México me recibiera con una respiración contenida, había vuelto a mi país después de todas las cosas que viví en España. El viaje había sido largo, sí, pero también curioso en su calma: esa clase de trayecto en el que el tiempo parece estirarse solo para permitir que uno piense mejor las cosas. Observe desde la ventanilla, el mundo se había reducido a nubes, luces lejanas y pensamientos desordenados que al fin tomaron forma conforme mas y mas los pensaba.Cuando por fin descendí del avión, con el cuerpo algo adormecido y la mente un poco más clara, me golpeó una verdad simple pero inquietante: no había avisado a nadie que volvería, no había avisado a mi hermano o siquiera a mi madre que estaría de vuelta. Nadie sabía que estaba en casa otra vez. Y por más que me dijera que era una decisión tomada con intención, ahora, con los pies firmes sobre el suelo de un aeropuerto que me era familiar, no podía evitar senti
Dormí plácidamente toda la noche, sumida en un descanso que no recordaba haber sentido en mucho tiempo. No fue solo el sueño, fue la paz que me envolvía, como si el cuerpo hubiera esperado meses por este instante de rendición total. La cama —mi cama— me recibió como una vieja amiga que no reprocha ausencias, solo abraza sin condiciones.La comodidad del hogar no era solo física: era algo más profundo. Como si las paredes, los rincones, los olores familiares supieran exactamente lo que necesitaba para recomponerme. Cada cobija me envolvía con una dulzura tibia, como si alguien —o algo— me susurrara que todo estaría bien.A la mañana siguiente de mi llegada, me despertó algo que no era una alarma, ni el bullicio de una ciudad desconocida. Fue un olor. O mejor dicho, una sinfonía de aromas que flotaban en el aire, llenando la casa como un eco de memorias dulces. El café recién hecho, el olor tibio de unos panqués dorándose, y el crujiente perfume del tocino chisporroteando en la sartén,