No había otra forma de describir lo que sus ojos veían más que llamarlo insólito. Con el paso de las semanas, la atmósfera en el condominio era apacible y familiar. Los Russeau y los Fiore parecían llevarse bien, especialmente Edward y Brendan.
Jonathan siempre se mantuvo un tanto alejado, pero nunca se quejó de la situación. Su desaprobación era bastante evidente para todos, pero Edward nunca mostró estar herido por su comportamiento.
A pesar de sus evidentes ganas de irse, Jun lo convenció para se quedará unos días, pero parecía estar a punto de morir si se quedaba una noche más.
"¿Tienes hambre?" Le preguntó una vez se acercó a su banqueta en el jardín, donde revisaba con el ceño fruncido su celular. Bloqueó la pantalla inmediatamente al verlo y lo guardó en su bolsillo.
"No." Respondió fríamente.
Jun se paró frente a él, exasperado.
"¿Vas a seguir con esa cara durante toda tu estadía?"
Jonathan lo miró fijamente, incrédulo. "¿De qué estás hablando? Estoy actuando normal."
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