Alexandra Guzmán.
Las manos de Greco me sujetaban firme de la cintura mientras me hacía dar pasos hacia atrás, pegándome contra la pared, sin dejar de besarme, sonreí cuando nos separamos por falta de aire, él también lo hizo y aquel gesto solo me dio ánimos para seguir besándolo.
Me tomó en brazos y abracé su cintura con mis piernas, mi espalda chocaba con la pared y sus manos me sujetaban los glúteos, no sé cómo explicar las sensaciones que Greco me hace sentir, pero simplemente no quisiese parar.
─¿Estás segura? ─preguntó con voz ronca provocando que mi cuerpo siguiera encendiéndose─. Estamos en casa de tus padres, Alexandra. ─agregó.
─¿Eso es un problema para ti? ─pregunté con curiosidad mientras volvía a besar sus labios, esta vez, mordiéndolo.
─Sabes que no. ─respondió acercando su mano hasta mi entrepierna─. Umm, húmeda y lista para recibirme. ─agregó provocando que mi cuerpo se estremeciese.
─Sí. ─jadeé sonriendo mientras Greco enterraba su cabeza en mi cuello, besando,