Rosalin, se dejó caer en el piso cuando Kyle salió de la habitación. Se soltó a llorar desconsoladamente. Pensaba que por fin iba a ser feliz. Pensaba que por fin había encontrado una familia que la amaba y donde no había maltrato ni dolor, como se lo infligieran su padre y su hermana.
-¡Soy inocente! – Dijo Rosalin llorando, pero no había nadie que escuchara –
Todo había cambiado repentinamente de amor, dulzura y felicidad a dolor. Kyle la había mirado con tanta repugnancia, como si le diera asco el sólo mirarla. Se sentía engañado, pero el engaño lo había cometido Evelin. Seguramente, la ha estado siguiendo a todos lados. Fue así como debió enterarse del vestido que usaría esa noche y fue así como vio al pobre abogado que se acercó a hablar con ella y seguramente lo sedujo después que ellas salieron de la discoteca. No sabía quién era el otro hombre.
-¡Un plan magistral! – Se dijo Rosalin limpiándose el rostro. No podía seguir tirada allí, llorando. Debía concentrarse en que Ev