Nick no había logrado pegar un ojo en toda la noche. Estaba muy preocupado por Evelin. La angustia de no saber en qué condiciones estaría su cerebro y su memoria. Estaba sentado en la silla al lado de la cama de Evelin y se encontraba mirando el amanecer a través de la ventana con una mano apoyada en su mejilla cuando entró Rosalin a la habitación. Saludó a Nick entregándole un café con un desayuno.
-Gracias –
-No te preocupes – Respondió Rosalin —¿No ha habido ningún cambio? —
-No. Nada. Pasó toda la noche igual – Dijo Nick destapando el vaso del café para beber –
-Estoy segura de que ella va a mejorar – Dijo Rosalin acercándose a tomar la mano de su hermana —
De pronto, escucharon que Evelin hizo un ruido. Inmediatamente, Nick se paró a verla. Ella abrió los ojos y lo miró.
-¡Hola! ¿Cómo te sientes? – Preguntó Nick —
Evelin se volvió y miró a Rosalin quien la tenía de la mano.
-¿Rosalin? – Preguntó Evelin –
-Sí. ¿Cómo te sientes? – Preguntó Rosalin –
-Creo que dejé la llave del gas