River
—No puedo creerlo —comentó Patricia durante el desayuno a la mañana siguiente. River le había llevado una bandeja a Ellie para que comiera en su cama. El sanador le había dicho que probablemente su estómago se sentiría mejor si comía algo en la cama antes de intentar levantarse: proteínas y carbohidratos. Así que le había llevado huevos, tostadas y pavo. No creía que tuviera sentido llevarle algo que fuera a ser grasiento y que pudiera hacer que su estómago se sintiera aún peor.
—Es emocionante, ¿verdad, mamá? —afirmó River antes de dar un mordisco a su propio tocino. Saber lo mucho que le gustaba a Ellie el tocino y que estaba comiendo un poco cuando no le había traído ninguno le hizo sentir un poco culpable. Pero entonces... también lo hacía el hecho de que ella llevaba a su bebé y él no podía hacer nada para evitar la culpa que sentiría por eso durante los próximos meses. Las visiones de lo que ocurriría en la sala de partos también le hicieron sentir que debía ir a compra