Al escuchar los elogios de su amado hombre, Lucía se ruborizó y se sintió dulce como la miel en su corazón.
Por supuesto, Christian, como el protagonista del banquete de compromiso de hoy, también era excepcional y destacado. Vestía un traje azul claro, con un rostro guapo y rasgos atractivos, cejas afiladas y ojos brillantes. Su alta estatura y aire distinguido le daban un encanto único de hombre.
—Bueno, dejen de mostrar su amor aquí—se escuchó una voz insatisfecha, y Hugo se acercó desde no muy lejos.
—Christian, a partir de hoy, eres el prometido de Lucía.
—Lucía es mi única hermana. Debes tratarla bien en el futuro y no puedes hacerle daño, ¡o seré el primero en no perdonarte!— Hugo le dio un golpecito en el hombro a Christian, medio bromeando y medio en serio.
—Hugo, no te preocupes, definitivamente no decepcionaré a Lucía—prometió Christian con una sonrisa.
—Sí, confío en ti—dijo Hugo con una sonrisa sincera.
Ellos se conocían desde hace mucho tiempo y tenían una amistad sólida.