—¡No, esto no es bueno!
—Christian, ten cuidado —exclamaron Carmen y Lucía, con rostros pálidos de preocupación.
Por supuesto, no solo ellas dos, los demás, como Jordi y Esther, también se dieron cuenta de lo peligrosa que era la situación de Christian. Sus ánimos se sumieron instantáneamente.
—¡Bien, muy bien!
—¡Mátalo de una vez, este despreciable insecto!
Contrariamente a la preocupación de Carmen y los demás, el Tercer Protector y el Quinto Protector no pudieron contener su alegría, mostrando sonrisas de satisfacción en sus rostros.
Habían presenciado cómo el Quinto Protector, aprovechando su velocidad superior, había acorralado a Christian y lo había llevado al borde de la derrota. Esta escena ya estaba grabada en sus mentes.
Ahora, con Christian mostrando signos de debilidad y un claro punto débil en su defensa, parecía que su victoria era inevitable.
Solo un golpe del Quinto Protector y Christian estaría condenado sin remedio.
No había otra posibilidad.
Sin embargo, antes de que