Esto es malo, es terriblemente malo…

¿Qué hago ahora? Tengo que pensar…

—Tu… ¿Me vendiste una trampa? —pregunto ofendida.

—No creo que te encuentres en posición de hacer preguntas, señorita Moonvale —dice Cedric, con una expresión completamente seria en su rostro.

De acuerdo, ahora las prioridades han cambiado, lo que más me importa es que me dejen ir, porque en realidad la idea de poder salir de aquí con el arma de Raven es bastante irreal.

Tengo que huir de ellos antes de que puedan interrogarme más, y luego de eso encontraré una manera de regresar para tomar lo que es mío.

—No puedo creer que lo hayas hecho —respondo decidiendo manipular la situación—, tu me mentiste.

Confundidos, los tres hombres frente a mi se miran entre ellos, como si no pudieran creer que yo estuviera diciendo todas esas cosas.

—No lo tomes a mal, señorita Moonvale, ¿Pero yo te mentí? —cuestiona Cedric.

—¡Si lo hiciste! —digo casi en un grito— Dijiste que ibas a apoyarme, pero solo me trajiste aquí para usar m