El sonido del cantar de las aves junto con los rayos del sol hicieron que Sophia despertara, levantó la cabeza y lo primero que observó fue a Alessandro recostado contra el sofá profundamente dormido.
Se levantó con cuidado, se acercó a la chimenea, tomó su ropa y se vistió mientras que lo observaba fijamente, sus rasgos físicos causaban fuerte atracción en ella, le había salvado la vida y eso debía reconocerlo.
Accidentalmente Sophia con el pie golpeó una vasija vieja logrando hacer que Alessandro despertara, de un solo movimiento levantó la pistola y apuntó a su alrededor.
—He sido yo, lo siento —se excusó Sophia obteniendo por respuesta una mala mirada de Alessandro.
Él se levantó y fue directo por su ropa, Sophia no perdió la oportunidad para escanear minuciosamente el desnudo cuerpo de Alessandro, pasó la lengua sobre sus labios y sus ojos brillaron.
—¿Qué vamos a hacer para poder salir de este lugar? —preguntó Sophia.
—No lo sé —respondió Alessandro—. Hemos dado una gran vent