91. Invencibles
Amir
Decir que estoy nervioso sería quedarme corto, pero mientras más tiempo paso con los pequeños diablillos más feliz me siento y aunque trato de evitarlo, también estoy molesto.
Molesto porque me he perdido todos los primeros momentos importantes: su nacimiento, sus primeras palabras, sus primeros pasos y todo debido a mi maldito ego, mis mentiras y la desconfianza que puse en Samira.
Porque si, sé que podría simplemente culparla a ella por haberse ido sin hablar, pero yo la empuje a eso.
Yo fui quién le mintió, que nunca le dijo con todas sus letras que la amaba y debí hacerlo, joder, lo debí hacer porque lo hacía. Lo hago con todas las fuerzas de mi corazón y ese es un error que pienso remendar cada día que me queda de vida. Empezando justo ahora.
Veo como Samira toma uno de los monitores que compré para los bebés y evitando mis ojos sale de la habitación y entonces hago mi primer movimiento.
Mis manos la toman de la cintura y tomándola por sorpresa la pego a la pared ant