López siguió a Lucía, con una amplia sonrisa que no podía ocultar en su rostro.

Hace unos días, le preocupaba, saber, si los dos jóvenes tendrían algún conflicto al mudarse, después de todo, no tenían ninguna base de relación.

Pero hoy, Lucía le había llamado para preguntar sobre las preferencias de Jorge y le había dicho que quería cocinar platos deliciosos para que Jorge los probara.

López estaba realmente emocionada.

Observando cómo Lucía clasificaba y seleccionaba los alimentos comprados, y luego entraba en la cocina ocupándose directamente de sus quehaceres, López la siguió.

—Lucía, ¿hay algo en lo que pueda ayudar? — López preguntó con una amplia sonrisa.

Lucía negó con la cabeza, sosteniendo un trozo de carne de res que estaba procesando.

—Madre, no es necesario. ¿No acordamos que hoy cocinaré para ustedes? Solo, ten paciencia espera afuera. —

—¿Segura que no necesitas ayuda? — López preguntó medio creyendo y medio dudando.

Las chicas que sabían cocinar eran cada vez menos com