Segundo parte
El regreso del Jeque
Amhad salió de la habitación al sentir su teléfono sonar y frunció el ceño al ver el número privado.
— Me mentiste, lo hiciste— dijo el hombre con voz desgarrada.
— No te mentí, lo hiciste tú solo cuando la abandonaste y esta fue su desición no mia— dijo—, yo te lo dije y tú respuesta fue que sabia que hacías. Veo que no te fue muy bien en ello.
—Voy a ir por ellas.
— Sabes que no puedes, no le hagas más daño del que le has hecho— fue lo último que dijo antes de colgar la llamada y volver al cuarto.
—¿Pasa algo?— preguntó ella.
— No, todo está bien— la tranquilizó—, era del trabajo.
Amhad se acercó a ver a su pequeña sobrina.