CAPÍTULO 37**

— Entonces ellos ganan, se salen con la suya. Tiene que haber otra forma.

— Eres increíble. Después de todo lo que te hicieron, aún te importa. Serás una maravillosa Luna — susurro.

— Lo intentaré, pero ellos tienen que pagar.

— Gracias.

Nos quedamos en silencio un rato, cada uno sumido en sus pensamientos.

— ¿En qué piensas ? — murmuro.

— En recuerdos. Ver todas esas caras los trajo de vuelta — suspira.

— ¿Estás bien ? — pregunto.

— ¿Honestamente ? Me siento mejor después de sacar todo de mi pecho — dice con una pequeña sonrisa. Levanta la cabeza para mirarme. — ¿Y tú ? ¿Qué pasa por esa cabeza tuya ? — dice tocando con un dedo mi frente.

— Qué tanto te amo. Qué afortunado soy de tener una gran compañera — respondo con sinceridad. Ella se sonroja y mira hacia abajo, jugando con sus manos. La tomo de la mano y entrelazo nuestros dedos. Ella suspira y se recuesta contra mi pecho.

— ¿Qué te gustaría hacer por el resto del día ? — pregunta levantando los ojos hacia mí, desde debajo de sus pestañas oscuras.

— ¿Qué te parece almorzar y ver una película ?

— Perfecto — murmura.

— Vamos — le digo, tomando su mano y levantándola. Ella me lanza una mirada de cachorrito.

— Sí, te llevaré — respondo. Ella se ríe y la levanto en estilo novia. Abro la puerta de mi oficina y me dirijo hacia la escalera. La bajo hasta la cocina y la dejo en un taburete.

— Ya basta con eso. El ser tan lindos y cariñosos me da náuseas — dice Carter desde la mesa, donde los chicos están sentados. Lex da un salto y todos los chicos se ríen. Le doy un golpe en la cabeza y voy a la cocina para preparar el almuerzo.

— ¿Queso a la parrilla, mi amor ? — le pregunto, mirando hacia ella.

— Sí, por favor — se sonroja.

Le sonrío rápidamente y le doy un beso en la mejilla mientras voy hacia la nevera. Pronto, los dos sándwiches están listos y le paso el suyo.

— Gracias, Beck.

— Lo que sea por ti, princesa. — Carter simula vomitar y lo fulmino con la mirada. — Estás comiendo mucho más. Eso es bueno.

Ella asiente.

— Lo sé. Me siento mejor.

— Me alegra — respondo. Terminamos de almorzar y ella pone los platos en el fregadero. La tomo en brazos y la envuelvo con mis piernas alrededor de mi cintura, plantándole un beso en los labios. Ella no se aparta, así que aprovecho la oportunidad. Lentamente, trazo la punta de mi lengua por su labio inferior, pidiendo entrada. Ella se ríe, pero mantiene la boca cerrada.

— Lex — respiro contra sus labios, — Abre.

Ella se ríe. Le muerdo el labio y ella grita sorprendida. Aprovecho para dejar que mi lengua explore su boca. Ella se aparta, necesitando aire.

— Eso no fue justo — resopla.

— Qué lástima — digo con una risa, dándole otro beso en los labios.

— De verdad, me estoy vomitando — murmura Damian.

— Cállate, cuando encuentres a tu compañera serás igual — le grito por encima del hombro, caminando hacia la sala de estar.

— Dios, ojalá que no — murmuran los tres que aún no tienen pareja. Lexi se ríe. La miro y sonrío.

— ¿Qué ? — pregunta, parpadeando hacia mí.

— Me encanta escuchar tu risa — susurro en su oído y le beso el cuello. Ella se sonroja y mira hacia otro lado.

Pongo una película en el televisor, eligiendo una al azar, con ella todavía en mi cintura. Me levanto y voy hacia el sofá. Ella cierra los ojos, así que… la dejo caer sobre el sofá.

— ¡Oye !

— ¿Qué ?

— Eso no fue bonito — dice, haciendo un puchero.

— Niña consentida — respondo, levantándola y colocándola en mi regazo. Ella se acomoda contra mí y comenzamos a ver la película. Pero pronto, escucho suaves ronquidos y miro hacia abajo, descubriendo que mi princesa se ha quedado dormida. Ella sigue aferrada a mí y la acomodo para que esté más cómoda. Ella suspira y yo sigo viendo la película solo. Pero pronto, voy cayendo en un sueño intermitente. Finalmente, dejo que el sueño me sobrecoja, ha sido un largo día, pero tengo lo único que necesito, envuelto con seguridad en mis brazos…