— Ven Nala, tenemos que irnos — La voz de Luciano me distrae y siento el ataque del lobo.
Sacudo mi pierna con ferocidad y me alejo para al segundo lanzarme contra él y tomar su cuello, empujo con fuerza y rodamos por
una pequeña pendiente, golpeándonos con fuerza mientras muerdo y recibo pequeñas mordidas del omega.
Escucho su quejido al golpearse contra un árbol y gruño por el dolor en mi pata y por el golpe que recibí al chocar contra otro árbol.
Me muevo con agilidad a pesar del dolor y me acerco al auto, donde Luciano arrastra a una Nala que parece encontrarse en estado de shock.
Mientras se alejan, mi dolor se vuelve más agudo y aúllo al sentir como mis huesos se contraen y se vuelven a reconfigurar, creando el sonido de huesos crujientes y de músculos tensándose.
Mi mirada se vuelve menos intensa y mis dientes y cara vuelve a su posición normal, mi capa espesa de pelaje empieza a retractarse generando una sensación extraña en mi cuerpo.
Sé que mi cambio a la forma humana no ha