—Ahora mismo, aléjate —le pidió ella, pasando de él con objetiva determinación. Sin embargo, su intento resultó infructuoso, ya que la mano que solía someterla con fuerza atrapó su muñeca. — ¿Planeas armar un escándalo aquí afuera? Suéltame, o me aseguraré de que la seguridad te saque.
—Vas a venir