—Yo tengo novio —soltó Layla, dejando a Atenea sorprendida —. Tú ganas, tengo a alguien.
—¿Y hasta ahora me lo dices? —la rusa la miró con reproche.
—Lo sé, simplemente no quería preocuparte.
—A ver, ¿preocuparme por qué? Somos amigas, además, ¿por qué me preocuparía que tuvieras novio? ¿Hay algo qu