Hugo, corriendo hacia su hermana, vio a Amélie abrir la puerta para salir.
- ¿Así que cómo estás? -le preguntó a Emma cuando llegó cerca de ella.
– Sí, respondió ella, interesada en leer una notificación en su pantalla.
Hugo se inclinó y, con una mirada gentil, observó la pantalla de la computadora.
– ¿Puedo leer el mensaje contigo? Él preguntó.
- Por supuesto ! Emma exclamó sin interrumpir su lectura.
Hugo inmediatamente comenzó a leer la bandeja de entrada que apareció en la pantalla.
Después de diez, quince, veinte y veinticinco segundos, dejó de leer y buscó el rostro de su hermana.
– ¡Creí que era otra novela nueva!
- ¡Oh, no! Ya he trabajado mucho hoy y me he dado un poco de tiempo para relajarme.
– ¡Ah, ya veo! ¿Y cuál es el propósito de este mensaje?
– Oh, es sólo un mensaje de un corresponsal.
- ¡Genial! ¿Ya has empezado a hacer contactos?
- ¡Oh, no! Este es un mensaje de un extraño. Anteriormente, Amélie me ayudó a crear un perfil en un sitio de citas. Este mensaje me lo env