Observo a ambos de hito en hito antes de dirigirme a los estantes de muestras. Decidida, voy hacia allá y empiezo a leer la información en cada etiqueta. La verdad es que no conozco a su hermana, tampoco sabía que tenía una, pero asumo que debe tener el mismo gusto que él, por lo que sea lo que sea que elija de seguro, no lo aprobará y estará de acuerdo con la diseñadora por considerar que es la experta en su trabajo.
Mientras reparo los muestrarios trato de pensar en que le gustaría a un Junot que tuviera mi edad, luego deshago la idea pensando que seguro viene amargado desde la cuna y luego de joven ya era un completo huraño. Entonces decido en lo que me gustaría ver a mí en mis paredes si mi madre me dejara redecorar la casa. Algo que no pasará porque ha dicho que lo que tenemos ahora no es para malgastarlo y mientras no despilfarremos el dinero en vanidades, es mucho mejor.
«Supongo que para ella». Refunfuño en mi interior por ello, pero si pudiera hacerlo decido que me gustarían