Intenté reprimir una sonrisa. Y Sera también intentaba reprimir la risa.
"No importa. No me importa. Sólo desinfecta mi mesa. Me voy a la cama", refunfuñó, subiendo las escaleras y murmurando algo sobre la santidad de una cocina. Pero pude oír un par de resoplidos ahogados salir de sus labios mientr