La Nueva manada

Cuando el lobo terminó de dar su discurso las chicas se observaban unas otras sin saber si confiar o no en lo que les acababan de decir. Ninguna hizo por hablar hasta que Estella se puso de pie en su jaula y con un tono impertinente le habló al capitán.

- Y se supone que debemos creerte así por así. No te parece que deberías darnos algún incentivo. – de pronto el soldado cayó en cuenta de algo y girándose para uno de sus hombre habló.

- Libérenlas, a partir de ahora son libres de andar por el campamento, a la hora de partir volverán a sus carruajes, pero no serán encerradas con llave – y luego mirando a Estella agregó – ¿suficiente incentivo? – ella se dejó caer al piso y mascullo entre dientes.

- Por ahora. 

Pronto casi todas las chicas habían salido de sus celdas y caminaban libremente por el campamento, la menor de las compañeras de Noah también quería intento salir, pero fue detenida por Estella cuando dijo

- No deberías confiar tan fácilmente en las palabras de un hombre.

- Tienes razón, por cierto, mi nombre es Amber.

- Yo soy Estella

- Yo Noah

- Lo sé – respondieron las dos a la vez.

- Eres como un poco famosa en mi barrio – argumentó Amber, - vengo de una familia muy pobre, casi mendigos vivíamos de los trabajos del día a día y escuche hablar muchas veces de la chica de ojos rojos que fue adoptada por el antiguo alfa y al final resultó ser la compañera de su hijo. Eres muy afortunada. – Noah no sabía si discutirle, de pronto se sintió indignada porque alguien en realidad pensara que llevaba una buena vida. Pero no hizo falta que abriera la boca. Estella bufó antes de que ella hablara.

- Mírala bien, ¿te parece alguien con suerte? ¿El ojo morado o los múltiples golpes no te dicen nada? Deja de creer todo lo que escuchas niña, el mundo no es color de rosa y nada resulta ser lo que vez a simple vista.-  La chica al final termino saliendo de la jaula avergonzada y Noah aprovechó la oportunidad para agradecerle a estrella.

- Gracias

- Deberías dejar de ser tan dócil, ya vez que hasta ahora no te a servido para nada, levanta chica, ponte de pie y aprende sacar las garras, eres un lobo no un cachorro domesticado.

- Pero aun no tengo 21, todavía no conozco a mi loba.

- Deja de poner escusas, necesitan endurecer tu carácter, tu loba esta a punto de aparecer y si no eres lo suficientemente fuerte ella te controlara y sus decisiones no siempre son las mas sensatas. Aprovecha esta oportunidad, vamos a un lugar nuevo, donde nadie te conoce, no permitas que te vuelvan a convertir en una presa. – Noah vio la verdad en las palabras de Estella, estaba cansada de siempre ser la víctima, de los malos tratos, era hora de tomar las riendas de su vida.

- Esta bien, yo intentaré cambiar, pero tú promete que no serás tan pesimista y que llegado el momento después de llorar a tu compañero no te encerraras detrás de una pared de acero. – dijo extendiéndole la mano. Estella aceptó y cerraron el trato comenzando su nueva amistad.

Los dos días se fueron volando y antes de que se percataran ya estaban atravesando unos altos muros negros cargados de guardias. Cuando atravesaron las puertas de la cuidad las tres chicas no pudieron detener sus jadeos impresionados. Aquella cuidad no tenía nada que ver con la de la manada Eclipse, las casas eran mas modernas, todas pintas con colores vivos, no había chozas en mal estado o vagabundos en las calles, había un amplio mercado y vendedores ambulantes pregonando y en el centro de la cuidad se encontraba la mansión de alfa con la puertas abiertas para todos los ciudadanos. No se veían sirvientes o alguna persona maltratada o en malas condiciones. Los carruajes se detuvieron en una plaza frente a la mansión y uno de los guardia les indicó a las chicas que se formaran en una fila. Todas obedecieron y una a una fueron pasando por una mesa donde había una mujer y el mismo capitán que las acompaño todo el camino.

El turno de Noah y Estella llego al mismo tiempo, cuando Noah se acercó a la hembra escuchó que el capitán le decía “es ella” la mujer asintió y con una sonrisa diplomática saludó a Noah.

- Hola, bienvenida a la manada Luna Oscura, nombre y edad. 

- Norah Bennett y 20 años.

- Tienes alguna herida más aparte de las visibles, te duele en alguna parte. ¿Hay alguna que no esté curando bien?

- No, todas están sanando.

- Si sientes dolor puede mandar a buscarme con alguno de los guardias o buscar la enfermería. Mi nombre es Grace y soy la doctora de la manada. – Noah sentía la necesidad de asentir y marcharse como el resto, pero se había prometido a si misma que cambiaria y dejaría de ser tan dócil.

- Que va a pasar ahora con nosotras.

- Ahora serán llevadas a los dormitorios provisionales donde hoy descansaran y mañana se encontrarán con el Alfa y les explicara todo.

La respuesta fue suficiente para Noah, no morirá por el momento y tendría una noche para descansar, que era mucho mas de lo que hubiera soñado hace mucho tiempo. Pronto se volvió a encontrar con Estella y esta le hizo un señalamiento interesante.

- No hay mujeres – dijo en un susurro.

- Claro que hay, - respondió Noah, - acabo de hablar con una

- No me refiero a que haya ninguna, si no que casi no hay, mira a tu alrededor. Hay muchos hombres, pero no se ven casi mujeres. – Noah se fijo bien a su alrededor y noto que las palabras de Estella eran ciertas, apenas había mujer y los niños que corrían por las calles no había hembras, todos eran varones. - ¿Crees que en realidad se coman a las mujeres? – por primera vez las descabelladas historias que habían escuchado comenzaba a inquietarlas. – necesitamos averiguar la verdad, vamos a separarnos, trata de sonreír coqueta a los hombres, se amable y ellos hablan solos.

- Pero yo nunca e hecho eso, nunca intenté seducir a nadie.

- Eso es algo con lo que nacemos las mujeres, no necesitas saber, a ver sonríe. – Noah lo hizo y sus dientes rotos y manchados por la falta de higiene le daban una aspecto terrible. – bien, mejor no sonrías, sabes que, mejor quédate aquí tranquila y ya yo me las arreglare sola. – Estella se marcho y la dejo sola.

Noah sabia que no era tan hermosa como Estella, que su cuerpo estaba descuidado y desnutrido y eso nunca le había importado, pero después de ser rechazada por su pareja se sintió mal consigo misma, ser denigrada así en publico fue un duro golpe para su autoestima, aunque ella no lo quisiera reconocer. Así que intentando sentirse mejor intento sonreír a los niños que le pasaban cerca, pero los pobres cachorros al ver a la mujer morada, despeinada y con tanta mala facha solo salían corriendo.

- Malditos renacuajos – murmuro con el ultimo chico se fue llorando, buscando a su madre.

- ¿tu alfa no te enseñó que está mal dedicarse a asustar a los niños? – una magnética voz llamo su atención desde las sombras, usaba el mismo uniforme que los guardias, así que Noah supuso que era uno de ellos.

- Y tu alfa no te enseño a no espiar desde la oscuridad y meterte donde no te llaman – contratacó Noah enojada.

- Pero que malas pulgas se carga la cachorrita.

- Mira seas quien seas, no me interesa tener compañía ahora así que por favor puedes irte a la m****a.

- Esta bien pequeña me voy, pero sabes una cosa no creo que asustes tanto, solo te falta un buen baño.

- Que te vallas a la m****a.

- Si, lo que digas, por cierto, lindos ojos.

El desconocido despareció como mismo había llegado sin dejar rastros y Noah no sabia si tomar sus palabras como cumplido o si solo se estaba burlando de ella. Algo había descubierto de su pequeña conversación y era que ella también podía llegar a ser impertinente y le gustó, se sintió bien por primera vez contestar y no mantenerse en silencio con la cabeza gacha.

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