Capítulo 45

Alimceceg esperó con impaciencia a que la noche pasara. Amarrada contra uno de los postes de madera alzó su cabeza hacia el cielo esperando sentirse menos intimidada. Sin embargo, la infinidad del cielo oscuro la dejó mucho más consternada. Pensar que iba a estar bien no lo tranquilizaba, pues no había ninguna razón que respaldara su sentir.

Cerró los ojos sintiéndose agotada, y de inmediato en su cabeza se reprodujo una melodía que casi creía olvidada. Tal vez, solo quizá siempre había estado rondado en su cabeza, pero que por los ajetreos de su vida había obligado a silenciar. Alimceceg no sabía si recordaba aquella canción de cuna porque la protegida del señor Yul la había tarareado en la noche o porque en realidad el rec

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