Alexa Brown
Cuando desperté, la confusión me envolvió como una niebla espesa. Apenas recordaba mi conversación con Elijan. La habitación era extraña, llena de luces brillantes y un zumbido constante que me molestaba. Entonces, noté que Raegan estaba a mi lado. Intenté hablar, pero la tos me interrumpió, rasgando mi garganta.
—Tranquila, no te quites la máscara, tragaste mucho humo —dijo él, su voz calmada y serena.
—¿Qué pasó? ¿Elijan? ¿Cómo se incendió? —pregunté, la preocupación creciendo en mi pecho.
—No lo sé. Los forenses creen que fue provocado, están investigando. Nadie lo sabe, pero vieron a uno de los hombres del Zar merodeando —respondió Raegan, su mirada seria y tensa.
—No puede ser... Mis hijos, ¿dónde están? —la angustia me atravesó, y la ansiedad me llenó de frío.
—Están en mi casa con Regina. Yo los protegeré, Álex... —dijo, dejando un beso suave en mi frente—. Te amo tanto; casi morí cuando sentí que te perdía.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Las palabr