Capítulo 72.
Savanah.
Una cosa curiosa sobre el afrodisiaco es que te produce felicidad. De alguna forma engaña a tu cerebro para que pienses que eres feliz aunque te estes muriendo por dentro.
Así estaba yo: Muerta por dentro.
Cuando bajé de mi cuarto orgasmo a manos, o más bien a “lengua”, de Kyran, me di cuenta de que mis conductos lagrimales no funcionaban correctamente, porque quería llorar pero no podía hacerlo. Quería empujarlo lejos pero volvía a mover su lengua y yo volvía a caer en el deseo de estar con él.
Un orgasmo mas después le pedí que me dejara en paz.
-Por favor, Kyrian… no volveré a pedirte nada nunca más, solo necesito que…
-Lo tendrás, cariño.- Dijo mordiendo mi muslo derecho y yo gemí excitada.- Solo estoy preparándote para ello.
Espera, ¿Qué?
-No me estas entendiendo, yo quiero que tú…
-Lo sé; pero te necesito un poco más húmeda. No es fácil tomarme.- Dijo con una sonrisa arrogante.
Yo lo miré desconcertada; entonces Kyrian se levantó en toda su altura y mi vista se dirigió