Capítulo 78.
“¿Saldrás a probar un pedazo de pastel que te ha traído la señorita Dix o ya te volviste salvaje?”
Yo tomé el lápiz que deslizó Mateo por debajo de la puerta y le dibujé una mano mostrándole todo mi amor en un dedo.
También le dije que dejara el pastel en la puerta antes de deslizar el papel al otro lado.
Volví a la cama de Karel; en los últimos dos días la había reclamado como mía por ser la más suave del castillo. Si iba a volverme salvaje, al menos dormiría en las nubes, demonios.
O eso fue lo que le dije en cuanto regresó al castillo una hora después y le metí la marca de mi brazo directo en sus ojos.
Karel abrió los ojos alarmado y prácticamente me cargó hasta la mazmorra. Mi tío Chad nos siguió todo el camino mientras el idiota ladraba órdenes sobre traer a los curanderos reales. Entonces me arrojó a la celda más asquerosa que pudo encontrar y se fue corriendo. Mi tío y yo lo observamos junto a todo su séquito irse.
-¿No te pudo dar una habitación? - Preguntó tío Chad en voz baja