Capítulo 184. El amor está ahí
Bella permanece demasiado tiempo en Murano Co. Los clientes ya se han marchado, incluso todo su equipo, pero ella sigue sentada con la vista perdida en la nada. No ha tocado ni el teléfono, ni el portátil, ni sus papeles. Solo está allí, con los dedos entrelazados sobre la mesa, como si esperar algo le diera una respuesta.
—Señora… —Amalia se asoma en la puerta con cautela—. Ya se está haciendo tarde, ya no hay nadie en la empresa. ¿Aún necesita que haga algo?
Bella reacciona, parpadea varias veces como si volviera a la realidad.
—Oh, lo siento, Amalia. Es tardísimo. Puedes irte.
—¿Segura de que ya no me necesita?
—Segura. Ve a casa y descansa.
Amalia asiente y desaparece tras la puerta. Bella se pone de pie con lentitud. Camina hasta el sanitario, se lava el rostro con agua fría y trata de despejar su mente. Se mira al espejo durante un largo rato. No puede seguir escapando. Lo hecho, hecho está. Ahora debe enfrentar las consecuencias.
Toma una toalla de papel, se seca el rostro y se