Capítulo 110. Maldito juego
—¡Ya basta, por favor! —grita Alessia con la voz desgarrada cuando ve a su padre retorcerse, con convulsiones provocadas por los choques eléctricos. Ramiro ya no se mueve. Su cuerpo permanece inmóvil sobre el concreto húmedo del galpón, mientras su madre, en estado de shock, ni siquiera logra emitir un solo sonido. Está congelada, temblando, con la mirada perdida.
Han pasado más de dos horas desde que Benedict los encerró allí. Dos horas de golpes, torturas y dolor. Dos horas en las que Alessia ha sentido cómo la muerte le sopla al oído.
—Te diré quién es… solo si los sueltas —ofrece ella con la voz rota y las lágrimas cayendo por sus mejillas sucias.
Benedict no le responde de inmediato. Se limita a observarla con esa sonrisa torcida que congela la sangre. Da un paso hacia ella, su sombra la cubre por completo.
—No tienes ningún poder para negociar —le susurra cerca del rostro, con una voz helada. Luego la toma del brazo y la obliga a levantarse. Sus dedos se clavan como garras en su