Han pasado media hora y Siphia no deja de sollozar, pasarse las manos por las piernas y el vientre, el vestido le cubre hasta los tobillos y cada segundo se lo estira más abajo. Siente miedo de que el imbécil vuelva a tocarla.
—¿A qué hora te vas a callar? —Pregunta Jared limpiando la pistola.
Sophia continúa llorando y pide que le rasque su mejilla, entre llantos. Sus manos atadas no la dejan hacer nada.
Jared se acerca e intenta quitarle la bolsa de la cara, pero retrocede y no lo hace, cree que tal vez, sea una trampa de su parte y sólo se queda mirándola.
-Ya que me violaste, por lo menos rasca mi cara —dice muy enojada.
—Espera, espera, espera. Yo a usted no le he puesto un dedo, -aún- así que deje sus mentiras aún lado. —dice confundido y enojado.
—Ahora te vas a negar, me haz violado dos veces —dice llorando y gritando.
—Te