Me quedo tan quieta como mi tembloroso cuerpo me permite, y mi corazón se detiene en el momento en que veo como la bala que ha pasado tan cerca de mi, se incrusta en la certeza de un árbol cercano.
- Zorrita.- vuelve a decir el hombre que ha disparado.- ven aquí, y me aseguraré de que tu novio muera deprisa.
- ¿Y yo?- no sé porqué esas palabras han salido de mi boca, lo único que quiero a estas alturas es ganar tiempo.
- Tú no vas a tener tanta suerte, las zorros como tú merecen un escarmiento, y eso es precisamente lo que vamos a darte.
Miro alrededor, en busca de algún lugar en el que esconderme, o de algún árbol hueco que pueda servir como refugio, pero no hay nada,estamos perdidos, así que decido continuar con mi discurso vacío de sentido, con la esperanza de engañar a estos monstruosos hombre