Capítulo 47 —Mi firma
Narrador:
Cédric se puso de pie con un movimiento repentino, como si todo lo que había estado reprimiendo hasta ese momento finalmente se hubiera roto por dentro. Tomó la carpeta con firmeza, con un gesto seco, y caminó hacia la puerta sin decir una palabra.
Adrien lo observó en silencio durante un segundo, luego se enderezó un poco en su asiento.
—¿A dónde vas? —preguntó, sin ocultar la tensión en la voz.
Cédric no se detuvo. Ni siquiera giró la cabeza. Mantuvo la mirada fija en el pasillo al otro lado de la puerta.
—A buscar respuestas —dijo simplemente.
Y salió, dejando atrás la oficina, el silencio, y la única certeza que le quedaba: no podía seguir esperando mientras la perdía en silencio.
Cédric caminó con paso firme por el pasillo, sin saludar a nadie, con la carpeta bajo el brazo como si fuera un escudo y una condena al mismo tiempo. La reconocía de memoria: esa puerta, el número grabado en la placa, el sonido amortiguado de las voces dentro.
Se detuvo fre