Sylvia habló con Sebastian por un rato más, luego lo observó en silencio mientras volvía a su habitación antes de regresar a la de ella.
Se dio una ducha rápida y se preparó para pasar la noche.
Entonces, sonó su teléfono.
Fue Thomas quien le envió un mensaje de texto y le preguntó:
—¿Estás durmiendo?
Sylvia tomó el teléfono y respondió:
—Me voy a la cama pronto.
Thomas:
—¿Por qué te vas a la cama tan tarde?
Sylvia:
—Tuve que salir para manejar algo.
Thomas:
—¿Qué pasó?
Sylvia no esperaba que él insistiera en el tema, así que lo consideró por un momento y respondió:
—Sebastian estaba preocupado por Odell y me pidió que hablara con él, así que fui a verlo.
Ella no quería mentirle.
Él respondió poco después:
—Ya veo, descansa un poco.
—Tú también —contestó Sylvia.
Después de enviar el mensaje de texto, tiró el teléfono a un lado y se acostó en la cama.
Mientras tanto, justo afuera de las puertas de su casa había una figura alta y melancólica de