El incómodo silencio permaneció hasta que llegaron a las puertas de la casa de Odell.
Odell salió del coche y cargó en sus brazos a Isabel, quien estaba dormida.
Mientras tanto, Sylvia sacó a Liam del coche.
Entraron juntos en la casa y se dirigieron a la habitación de los niños, donde también dormía Sylvia.
Al entrar, Sylvia colocó a Liam en la cama y se giró hacia Odell: "Acuesta a Isabel, yo me ocuparé de ellos".
Odell no respondió. Colocó hábilmente a Isabel en la cama, antes de ir al armario, donde sacó dos juegos de pijamas.
Sylvia se quedó perpleja.
Vio cómo le quitaba a Isabel las botitas, el abrigo y los pantalones, todo de forma ordenada, y procedía a ponerle uno de los pijamas.
Luego hizo lo mismo con Liam, quitándole los zapatos y la ropa antes de ponerle el pijama.
En un abrir y cerrar de ojos, ambos hermanos fueron colocados en el centro de la cama y cubiertos cuidadosamente con la sábana.
Hizo todo esto como si lo hubiera hecho toda la vida.